“Creí que había internet en Guanare, hasta que llegó ThunderNet”
Debo confesar que como profesional de la salud no es mucho el dominio que tengo sobre temas tecnológicos y de conectividad de internet.
Siempre voy a lo funcional y, para mí, basta y sobra con que mi computadora sirva, envíe y reciba correo y pueda acceder a la información enciclopédica que proporciona internet, la red de redes. Al menos eso creía hasta que comenzaron mis problemas en Guanare, donde vivo, y el internet comenzó a convertirse en una fuerte cefalea, muy fuerte.
Libro una batalla, junto a heroicos compañeros, contra la pandemia del Covid19. Esto hace necesario, imprescindible, que estemos 24 horas conectados para proporcionar soporte y asistencia a nuestros colegas, pacientes y personal sanitario en general. Además, los avances continuos que se generan en los centros mundiales de investigación requieren inmediatez para ser coordinados y aplicados. Por eso, y por mil razones más, compré no un servicio de internet: compré 2.
La idea era que si un servicio fallaba, el otro respondía y yo cumpliría así con la misión donde me hacía acompañar en lo espiritual por la Virgen de Coromoto y el Doctor José Gregorio Hernández: apartar de los enfermos a quienes sirvo todo dolor y sufrimiento en cumplimiento sagrado de mi Juramento Hipocrático.
Pero la verdad es que “el internet” no servía. Para nada.
Pocas veces llegué a disfrutar de las conexiones: que si caídas de la señal, averías, problemas de la naturaleza, incluso el pago a gente que no debía pagarles operaba contra mi deseo de conectarme. El resultado era que muy pocas y exiguas veces logré estar en línea.
Y todo a pesar de haber gastado un platero en esas 2 “conexiones”.
Hasta que un día...
Ya casi resignado a tener que hacerle cacería a la señal de internet para enviar y recibir material, trasnochándome por dicha causa muchas veces, recibí la noticia por vía de un sobrino que esta vez sí llegaba un servicio serio y profesional de internet a Guanare. Se llamaba Thundernet y venía precedida de muy buena reputación entre expertos y aprendices.
Por supuesto que no le creí absolutamente nada al sobrino. Mi decepción y excepticismo era total.
Pero como el sobrino era un millenial altamente tecnologizado (valga la redundancia) decidí aceptar que nos reuniéramos con un asesor de ThunderNet.
Ahí mis dudas comenzaron a incrementarse porque lo que decía el asesor era demasiado bello para ser verdad: que Thundernet tenía un respaldo eléctrico invulnerable, que la tecnología GPON de fibra óptica era la estándar en el mundo desarrollado, que el servicio técnico era permanente y que todo, en pocas palabras, funcionaba todo el tiempo.
Y cuando habló de precios el asesor ¡zuás!, caí de pa´trás: eran más económicos que lo que me habían pedido las otras 2 operadoras. Así que decidí tomar el riesgo, porque todo lucía coherente y varias personas me hablaron de la seriedad de la empresa.
Hoy puedo afirmar con seriedad y alegría que ThunderNet vino a incrementar el nivel de vida y la productividad de la ciudad de Guanare y de todo el Estado Portuguesa (porque también están en Acarigua-Araure), que nuestras labores profesionales, estudiantiles, comerciales, de comunicación y entretenimiento se ven respaldadas por un internet de primera calidad y que, sencillamente, ThunderNet sí es, como lo dice su lema, “tu internet productiva”.
(El autor pidió omitir su identidad)